La identidad del humor español, el riesgo, la libertad creativa y la autocensura han subido a escena con la primera de las mesas de debate programadas en la penúltima jornada del Foro de la Cultura. El actor y dibujante Carlos Areces y Laura Caballero, directora de populares series como Aquí no hay quien viva o La que se avecina, moderados por el crítico cultural Víctor Lenore, han conversado sobre las claves que están detrás de esas fórmulas televisivas de éxito capaces de abordar «tabúes» sociales.
«Ahora mismo, reírse es un deporte de riesgo y hacer reír da miedo, te hacen un escrache en cuanto te descuidas», ha afirmado Caballero respecto a las críticas que reciben algunos humoristas en nuestro país. «La gente tiene ganas de reírse y es bastante terapéutico. Pero parece que con un drama puedes tocar cualquier tema, y que en la comedia no», ha defendido la responsable de algunos de los títulos más irreverentes de la pequeña pantalla, consciente de que, en la actualidad, sería más complicado construir «desde cero» un personaje de ficción como Antonio Recio.
Para Carlos Areces «las ficciones no deberían tener límites», aunque reconoce que la autocensura ha ido ganando terreno en el ámbito de la comedia, un género que nunca recibe el reconocimiento de los grandes galardones del cine, ha denunciado recordando el palmarés histórico de los Premios Goya.
Ambos han lamentado también el revisionismo histórico y han recordado con cariño la figura de cómicos como Millán Salcedo o Arévalo, autores de gags y chistes que, en la actualidad, no pasarían el filtro de la «corrección política». La autocensura, ha puntualizado Caballero, «es muy peligrosa para el creador. Arévalo, cuando hacía sus chistes, no se autocensuraba y eso era muy liberador». Una opinión que ha suscrito Areces. «Es como si los creadores de chistes fueran los responsables de la sociedad que había entonces y no al revés», ha comentado recordando «la gracia de los chistes Arévalo» y lo «absolutamente injusto» que es acusarle hoy de machista sin reparar en que «aquella sociedad también lo era». «Defiendo —ha añadido Areces— que hacer un chiste sobre terrorismo no es ser terrorista».
Caballero ha querido también subrayar el impacto negativo de las redes sociales sobre el humor: «se nos está olvidando reír, la risa está atravesando una crisis y las redes tienen mucho que ver». Para la directora, las declaraciones irónicas de algunos humoristas se convierten en «una losa» cuando se encierran en un titular descontextualizado. «Nos estamos tomando todo muy en serio», ha advertido. «No puedes lidiar con 10.000 anónimos insultándote en redes», ha compartido el dibujante e intérprete recordando a muchos compañeros de profesión que «se piensan mil veces» su respuesta cuando hacen una entrevista. Un comentario leído en la literalidad, han subrayado, puede motivar «un linchamiento» social o la cancelación de proyectos artísticos o funciones. «La guerra de sexos es algo muy divertido que ves en cada cena con amigos y amigas», ha comentado la realizadora, pero «cuando se lleva a la comedia» levanta críticas y hiere sensibilidades. «Estamos importando todo lo malo», ha añadido sobre el peso de la censura y la corrección política en otros países y ha ironizado con una posible solución para España: «¿deberíamos cerrar fronteras?». «Antes había un humor español con una identidad y era muy guay, nos sabíamos reír de todo», ha recordado.