El III Foro de la Cultura ha culminado hoy domingo en la Estación con la presentación de proyectos elegidos dentro del laboratorio de propuestas ciudadanas Burgos Experimenta, organizado en colaboración con Medialab Prado. La iniciativa ha recibido un total de 53 propuestas, de las que se han seleccionado cinco, relacionadas con la movilidad, con el ocio saludable de los jóvenes, con la convivencia intergeneracional o con la recuperación de espacios degradados.
Pedro J. Mediavilla ha dado a conocer el proyecto ¿Cómo mejorar la movilidad ciclista en la ciudad de Burgos?, impulsado por la Asociación Burgos con Bici y encaminada a promover la creación de nuevos tramos de vías ciclistas y llamar la atención sobre la necesidad de adoptar formas de desplazamiento limpias. «Burgos tienen un potencial enorme en este terreno», ha asegurado Mediavilla antes de recordar que «para que la ciudad sea más humana no puede estar condicionada por los coches».
La segunda propuesta atiende a una afición creciente en la capital burgalesa, que ha visto cómo en los últimos tiempos en rincones como el entorno del Museo de la Evolución se ve la estampa de jóvenes practicando danzas urbanas. Leticia forma fue una de las pioneras y la encargada de presentar H3B Dance, un proyecto para habilitar un espacio colectivo de baile que permitiría esquivar las condiciones meteorológicas adversas y al tiempo que se contribuye a «rehabilitar zonas abandonadas».
Bajo el enunciado de Islas permeables, Aitor Martín de la Fuente ha expuesto la idea del AMPA del Colegio Público Vadillos, de abrir los centros educativos al barrio en el que están ubicados. El objetivo pasa por que «los colegios no sean solo para los niños y puntualmente para los padres», que permitan la relación intergeneracional, incluso que los escolares se conviertan en registradores” de la memoria del barrio y en «motor de la interacción» en su ámbito.
Javier, de la Asociación Ábrego, ha desvelado el propósito de este colectivo para recuperar el entorno de Fuendorada, entre Fuentesblancas y Cortes. Además de rehabilitar una zona recreativa y de paseo, con la creación de una especie de jardín botánico con bancales de especies autóctonas y la mejora de los caminos de la zona, la actuación tendría también un componente social, al implicar a «un grupo de trabajo intergeneracional y variado».
El quinto y último proyecto vuelve a tener a los jóvenes en el punto de mira, en este caso para alejarlos de las drogas. Lydia Villacampa, Maider García y Marisa Ibáñez llevan las iniciales de sus nombres al título de su apuesta: LM2. Estas estudiantes de Educación Social han visto el temprano acercamiento de las nuevas generaciones a las drogas y se han propuesto combatir el consumo con información para general un rechazo. Para ello quieren crear «un traje que simule los efectos negativos y desagradables de las drogas», como la torpeza en los movimientos que se puede recrear con una carga de arena en ese ‘uniforme’.
Cualquier persona interesada puede realizar aportaciones para estas propuestas, en las que se seguirá trabajando en dos laboratorios ciudadanos tutelados por especialistas. El plazo para apuntarse para participar como colaborador en alguno de los cinco proyectos seleccionados, a partir de los cuales se formarán los grupos de trabajo, permanecerá abierto hasta el 11 de diciembre (máximo 10 por grupo, por riguroso orden de inscripción) a través de este formulario.