La primera de las mesas de debate de hoy sábado en el V Foro de la Cultura, celebrada en la el Museo Nacional de Escultura, ha supuesto una invitación a «Repensar los nacionalismos», con la conversación entre el psiquiatra Iñaki Viar y su hijo, el cineasta y dramaturgo Jon Viar, moderados por la escritora Gabriela Ybarra. El encuentro ha propiciado un diálogo en familia, por primera vez en público, con una singular historia detrás: la de alguien, el padre, que militó el ETA y posteriormente participó en la fundación del Foro de Ermua, ya plasmada en el documental del hijo Traidores.
Detenido en 1968 en Valladolid, donde estudió Medicina, por actividades relacionadas con la banda terrorista, «cuando ETA no había matado a nadie todavía», Iñaki Viar, con 23 años se enfrentaba a veinte de cárcel «sin haber hecho un arañazo a nadie». Se dio cuenta, ha recordado, que no creía en nada de lo que le había llevado a prisión. «Un sentimiento se puede perder. El sentimiento nacionalista, el amor a lo propio, lo perdí cuando conviví con gente de Burgos, de Valladolid, de Andalucía, presos de Franco. Me sentí uno más, y sentirse uno más es lo más democrático que hay. El nacionalismo es sentirse más. Quieren privilegios, quieren una ley solo para ellos porque no son uno más».
«Me metí en ETA por reivindicar a mis padres, a la gente que perdió la guerra y estuvo en el exilio, y por la falta de libertad», ha reconocido Ivar, para quien «el nacionalismo siempre es una historia familiar, que se transmite de padres a hijos, porque es un amor a lo propio». El «giro de 180 grados» llegó con la fundación del Foro de Ermua: «Cambié tanto como la sociedad española de la dictadura a la democracia. Tenemos derecho al error. La controversia es lo que hace la democracia. Yo he rectificado muchas veces. Voté contra la constitución y después la he defendido durante cuarenta años». Aquella asoacición nació después de «veinte años de silencio, hoy sería inconcebible», ha señalado Iñaki Viar.
Jon Viar descubrió la historia de su padre cuando tenía nueve años y el impacto de descrubir aquella realidad le grabó el recuerdo más nítido de su infancia, ha confesado. Con la inocencia de un niño, lo mismo animaba a la selección nacional de fútbol, reprendido por su abuela, que entonaba el «gora ETA» que leía en una pintada, reprendido por su padre. Dos años después, su padre ya estaba en el Foro de Ermua. «Ya no eramos espectadores pasivos de la tragedia, recuerdo el odio visceral, la acusación de ‘fascistas’, de gente que no hizo nada contra la dictadura franquista ni hicieron nada contra la dictadura de ETA. Me impactaba ver manifestaciones donde HB pedía ‘democracia y paz’. Me di cuenta de que existía la maldad», ha recordado.
Muchos años después, al reencontrarse con unas grabaciones caseras en las que aquel niño recreaba los atentados que eran el pan de cada día, interpretando a un policía, a un terrorista o a una víctima, decidió hacer un documental. «De alguna manera esas imágenes me interpelaron y me di cuenta de que el enfoque tenía que ser muy personal. Era desnudarse. Mi padre se prestó a ello».
INMERSIÓN EN EL MAL
La escritora galardonada con el Nacional de Narrativa y el Premio Herralde Cristina Morales y la youtuber y actriz Esty Quesada han participado en el diálogo «Cuando Mr. Hyde vence al Dr. Jekyll» para conversar sobre la presencia del mal y lo siniestro en la naturaleza humana, con la periodista Marta Fernández como moderadora. El encuentro ha transcurrido en clave de humor con momentos para la reflexión en torno al asunto central del acto, el mal como parte esencial del ser humano. Ante la pregunta de la moderadora sobre los relatos descafeinados que ahora se cuentan a los niños, donde se ha borrado la maldad, Cristina Morales ha llamado la atención sobre «la política de la cancelación de todo lo que se considera moralmente dañino para la moral dominante, se ha cancelado la maldad, la muerte, el dolor, el conflicto».
La brecha intergenaracional que sirve de hilo conductor al Foro no fue tanto por la edad sino por las diferencias de las dos invitadas en cuanto a la utilización de las redes sociales. Esty Quesada, popular por sus intervenciones en YouTube como ‘Soy una pringada’, no se imagina la vida sin esos cauces de comunicación. La autora de Lectura fácil no tiene redes. «No concibo ese tipo de vida. ¿Qué haces con el móvil sin redes sociales? Las redes sociales sí que son una droga, hay gente peor que yo, me reconforta», ha dicho en su habitual tono humorístico la actriz.
Respecto a la libertad creativa, la escritora granadina ha reconocido que «hay un mecanismo automático por el cual escribes con la voluntad de ser leída y publicada, condicionada por una escritura normativa», que en su caso ha conseguido superar al ser consciente de ello. «Te van las habichuelas, ese miedo lo entiendo. Incluso quien no vive exclusivamente de la literatura, no puede dejar de ver que el mundo literario es un lugar de prestigio social».
PROGRAMACIÓN PARA MAÑANA, VIERNES 28
—CONTAMÍNAME. Teatro Calderón. 11.00 horas
Mesa de debate con ALBERT BOADELLA, actor y dramaturgo; RODRIGO CUEVAS, artista multidisciplinar y músico; y NIÑO DE ELCHE, músico. Modera: MARÍA RAMOS, periodista.
—¿QUIÉN CUIDA AL CUIDADOR? Teatro Calderón. 13.00 horas
Mesa de debate con ALFREDO CORELL, inmunólogo, catedrático y divulgador científico; MARGARITA DEL VAL, química, viróloga e inmunóloga, e investigadora científica; y MARIANO ESTEBAN, jefe del Grupo de Poxvirus y Vacunas del Centro Nacional de Biotecnología. Modera: LAURA GARCÍA POSADAS, doctora en Ciencias de la Visión.
—Representación del montaje escénico SEMILLAS, de La Nave Sénior. Teatro Calderón. 14.15 horas